Los lagos, las aves, el arrozal y la acción humana
Albufera |
La Albufera es el lago natural, antaño salobre, pero ahora ya de agua dulce, que da nombre al Parque y es una vista impresionante para quien se traslade entre la ciudad y las poblaciones cercanas. Con casi el mismo tamaño que toda la ciudad de Valencia, sus aguas tranquilas se unen con los campos de arroz inundados formando un paisaje increíble en el que parece que los vehículos circulan por encima de las aguas.
De hecho lo hacen entre "dos aguas" en una delgada y larga franja y desde ella se tiene la mejor vista de la gran cantidad de aves que viven permanente o temporalmente en este espacio.
Albufera |
![]() |
Garceta común |
Aquí nos encontramos con grandes colonias de garceta común, ave estilizada de un blanco luminoso. La podemos encontrar tanto en los campos de arroz inundados como rebuscando en la tierra ya seca y revuelta que van dejando los tractores en la época de la roturación.
Asímismo podemos ver garcillas bueyeras, menos estilizadas, pero también resaltando con su blancura.
![]() |
Garza real |
Pero la que más llama la atención, tanto por su gran envergadura como por su porte majestuoso e inmóvil es la garza real. No es luminosa, ya que su color es grisáceo, pero su imagen impacta. Erguida dentro del agua, parece una estatua, como si estuviera por encima del resto de aves, altiva, aunque, en realidad, lo que hace es estar muy atenta al acecho de sus presas.
Albufera |
Otra opción es ir al mirador de Pujol, justo en la Gola de Pujol (canal de comunicación del lago con el mar), lugar emblemático desde donde tantas y tantas fotografías se han hecho a la Albufera, y muy concurrido.
Visitas con las embarcaciones a la conocida Mata del Fanc, a la reserva del Tancat de la Pipa, paseo por los arrozales, observación de fauna y flora. Un recorrido que seguramente no tiene desperdicio.
Albufera |
Los colores del arrozal. Una particularidad de la Albufera que la hace más viva es su constante cambio de apariencia según la temporada del año. Esto se debe a los "tancats" o parcelas de campos de arroz que, por el ciclo del cultivo, en algunos meses (noviembre, diciembre, enero, abril, mayo, junio) están totalmente inundados extendiendo así la imagen de la Albufera, que nos ofrece un color azul como el cielo. Sobre junio, julio, a medida que el arroz crece bajo el agua de los arrozales, adquiere un color verde. Ya en agosto, el arrozal ha crecido bastante y se vacían los "tancats", con lo que el paisaje se vuelve amarillo, para posteriormente, después de la cosecha (septiembre, octubre) y la siega y antes de la siguiente Perelloná (inundación de noviembre a enero) el color marrón de la tierra a la vista es el que predomina. Así no hay forma de aburrirse...
El lago artificial, resquicio de una urbanización que habría arrasado todo el parque, pero que por suerte (y, sobre todo, por la defensa de la sociedad) no ocurrió, es ahora un ecosistema muy importante para las aves. Allí crían diversas especies de patos como el ánade azul o collverd y de aves zancudas pequeñas como las cigüeñuelas; allí sobrevuelan las distintas clases de gaviotas en sus idas y venidas del mar y pescan los charranes de pico negro y puntiagudo, con su característica zambullida en picado; por sus orillas pasean y comen los chorlitejos; y allí descansan de sus largos viajes los flamencos.
Flamencos |
Cuando el clima es moderado (primavera, principios de verano), es frecuente ver grupos numerosos de flamencos buscando el buen clima de esta zona y refrescándose en el lago. Se pueden ver especies adultas, enormes, con sus largos cuellos, estáticas en el agua. Aunque lo más impresionante es cuando alzan el vuelo y despliegan sus enormes alas rosadas. Pero como sólo están de paso, en breve siguen migrando dejando las crías aún jóvenes, de tonos grisáceos, a cargo de algún flamenco adulto, a la espera de su vuelo.
Cigüeñuela común |
Lago artificial |
Ánade azul |
Aviones |
En el Parque Natural de la Albufera las estaciones se notan mucho, tanto en el paisaje como en las aves. Así, en primavera aparecen los aviones, similares a las golondrinas, pero algo más pequeños, que vuelan en bandadas, pequeños, gráciles, con sus revoloteos no muy altos y rápidos.
También la llegada de la primavera es una explosión de mariposas, libélulas, saltamontes...que se mueven al compás de los pasos humanos, apartándose, huidizos, del camino.
También la llegada de la primavera es una explosión de mariposas, libélulas, saltamontes...que se mueven al compás de los pasos humanos, apartándose, huidizos, del camino.
Con el paso al verano desparecen los aviones y quienes surcan el aire, a un nivel más alto, son los grupos de vencejos, muy oscuros y en forma de boomerang. Estos no descansan; vuelan todo el verano, permanentemente, de forma errática, mañana y tarde, en una carrera silenciosa a ninguna parte. De vez en cuando aparece alguna rapaz solitaria, algún cernícalo que se queda oteando desde algún árbol, o algún aguilucho que planea, ahuyentando a los aviones.
Estorninos |
Al llegar el otoño, el cielo se llena de bandadas enormes de ruidosos estorninos que surcan el cielo formando círculos, elipses o las más diversas curvas cerradas, una y otra vez, en alto o a ras de los árboles; a veces posándose en ellos o pasando por encima de nuestras cabezas a no más de dos metros, rápidos y certeros, sin descanso.
Vistas desde la cabaña |
El Centro de Interpretación.
Tanto si estamos interesad@s por las aves, como por la vegetación, así como si queremos información detallada de la fauna, flora o historia de la zona, hay un punto que no podemos dejar de visitar. Es el Centro de Interpretación del Racó de L´Olla, yendo hacia El Palmar.
Vistas desde la cabaña |
Es un centro de información, divulgación y educación ambiental donde está expuesta una maqueta del Parque, encontraremos folletos informativos, una torre-mirador con espléndidas vistas y, lo más importante, nos vamos a encontrar con una laguna donde se refugia gran cantidad de aves que podremos observar, sin molestarlas, a través de las ventanas de una cabaña
Puente cruzando la laguna |
Además, el recorrido al interior de esta zona nos va mostrando el bosque típico de la Dehesa mientras somos guiad@s por puentes sobre la laguna o por sendas sinuosas...Pero no hay pérdida. Todas llegan a la cabaña y regresan al Centro.
Tampoco hay que perderse, nada más entrar en el bosque, el pequeño mirador con un valioso catalejo justo enfocado a unas matas de la laguna repletas de aves. Mirar a través de él es acercarnos y poder observar sus costumbres sin alterar su rutina.
Senderos Racó de L ´Olla |
Y para quien se "enrede" con tanta maravilla y pierda la noción del tiempo, a la entrada del centro hay una zona de descanso con mesas y bancos de madera para poder almorzar o comer.
La huella humana. Como es lógico, ante tanta riqueza, este Parque Natural es muy visitado y por tener tantas posibilidades y para todas las edades (playa, deportes de mar, senderismo por el bosque, paseos en bicicleta, observación de flora y aves, descanso en el pinar), es un lugar que recibe visitas en todas las épocas del año.
En general, el lugar se conserva, pero en determinadas ocasiones, pascua, verano, puentes, la afluencia deja paso después a un destrozo, una huella palpable del paso humano.
Alguna es inevitable, como las pisadas, pero la basura abandonada ya no es admisible, sobre todo aquella cuyo tiempo de degradación es enorme, como puede ser el plástico.
Concluyendo. Por todo lo que nos ofrece, el Parque Natural de la Albufera es un complejo y completo ecosistema en el que no sólo el Desarrollo Humano a nivel económico (arrozal, visitas turísticas organizadas), a nivel cultural (información, difusión, visitas guiadas), de salud (alimentación a base de arroz y pesca local), de educación (actividades formativas para colegios, talleres medioambientales y rutas de aprendizaje, salidas informativas y formativas para adult@s) y a nivel de bienestar (lugar recreativo para descansar, ejercer aficiones, observar, disfrutar del paisaje) nos amplían nuestras capacidades en múltiples facetas, sino que es un espacio singular que cobija y protege a una alta variedad de especies animales y vegetales, constituyendo su refugio permanente o temporal y siendo el soporte edáfico de toda la vida que hay en él.
Si sabemos conservarlo y "usarlo" dejando la mínima huella de nuestro paso por él, seguro que no sólo nos lo agradecerán las futuras generaciones, sino nosotr@s mism@s en nuestras más que probables sucesivas excursiones.